PENJAMO.-Poco mas de 12 horas duró la pesadilla para la familia del niño Abraham Gutiérrez Alvarez, de un año y ocho meses de edad tras ser rescatado a ocho metros de profundidad de un pozo seco en la comunidad Buenos Aires.
La intensa y titánica labor de los cuerpos de rescate terminó con la extracción, estabilización y traslado del infante a un hospital para recibir atención médica. Sus papás y demás familiares rompieron en llanto tras el rescate.
Las horas se hacían eternas y cada minuto que pasaba parecían años. La desesperación y la angustia cada momento se apoderaba de los ahí presentes mientras los especialistas en rescate continuaban sin cesar.
Desde Las nueve y media de la mañana en que ocurrió el accidente, los paramédicos y rescatistas, así como paramédicos de Cruz Roja y Protección Civil en ningún momento dejaron de trabajar.
A las dos y media de la tarde desde la excavación paralela que se hizo a un lado del pozo seco, los rescatistas lograron introducir una sonda para hidratar al niño. Cuatro horas más tarde, rescatistas del grupo USAR informaban que se había tenido contacto con el menor: «Ya contestó» dijeron.
Los minutos continuaron ante la impaciente angustia de los familiares. En el fondo de la zanjas los rescatistas continuaban. Afuera, las ambulancias y unidades de rescate se apreciaban a Dos kilómetros desde la carretera federal.
Poco después de las diez de la noche los rescatistas lograron el milagro. La camilla estaba lista y Abraham regresó a la superficie. El Niño fue subido a la ambulancia y llevado a un centro médico.
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