Irapuato.- Desde la tarde el hombre comenzó a convulsionarse. Se miraba muy mal, dicen algunos empleados de la zona. Llamaron al sistema de emergencias pero…..nunca llegaron.
Se trata de un hombre de aspecto vagabundo cuyo paso era a diario por esa calle: Mariano Abasolo. Quienes lo conocían dicen que vivía en la colonia FONHAPO.
Cerca de Las cuatro de la tarde aún estaba con vida. «Ya les llamamos a la ambulancia pero dicen que a estas personas no las quieren así en ese estado en el Hospital General».
Los rayos del sol eran calcinantes y pegaban en el rostro del hombre de barba y suéter rojo. Un trabajador de la gasolinera el último vagón, puso a un lado un bote de basura para «cubrirlo» del Sol un poco.
Y así quedó el vagabundo, enfermo, tirado como durmiendo con dificultad. Los llamados al 911 fueron infructuosos, nadie llegó y cayó la noche.
Al oscurecer, el hombre ya no respiraba, tirado a un lado de la banqueta. Su muerte ahora sí llamó la atención de autoridades y ambulancias quienes llegaron para cumplir el protocolo. Nada se podía hacer y cuando se pudo no llegaron.
El hombre murió ante la indiferencia a causa de su enfermedad. Su cuerpo fue trasladado al Servicio Médico Forense pese a que hoy la historia hubiese sido diferente: «No es posible que ningún cuerpo de rescate quiera levantar a estos hombres; el alcoholismo es una enfermedad y por el hecho de ser personas deben ser atendidos» dijo enojada una mujer quien se acercó a la escena donde yacía el cadáver.
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